29/4/09

"La palabra procesión"


Cristo Amarrado a la Columna (Fotografía de Jose Miguel Carrasco)
El término procesión viene del latín y significa "avanzar caminando". Es contrario a estación que significa "parada". Cuando una cofradía procesiona es porque recorre un tramo, y cuando estaciona es porque se para.
No debemos confundir: la estación es una parada solemne en algún santuario o catedral. También al recorrer el vía crucis hay 14 o 15 "estaciones" para meditar la pasión. Esta práctica nació en Jerusalén y hoy es usual en todo el orbe católico.
HEREDEROS DE UNA TRADICIÓN

En el Antiguo Testamento tienen un valor muy diverso del que les otorga el mundo pagano. Las procesiones judías se centran en torno a las solemnidades del Templo de Jerusalén y a los sacrificios de la primera y antigua Alianza de Dios con su pueblo, recordando sus grandes procesiones históricas:
*La de Abraham, que salió sin saber a donde iba, fiado de la palabra de Dios: Sal de la tierra hacia la tierra que yo te mostraré(Gn 12,1).
*La del Éxodo, cuarenta años peregrinando por el desierto camino de la Tierra Prometida.
*La ida y la vuelta del Destierro, como etapa purificadora en la historia del pueblo elegido.
Así como las festividades de Israel celebran la grandeza de Dios que llena gratuitamente de dones a su pueblo, las procesiones paganas recordaban diversas fechas del año cómo el pueblo había de ganarse el favor de las distintas divinidades para ahuyentar peligros y conseguir favores. Unos procesionan por haber sido bendecidos y otros lo hacen para ser favorecidos.


LAS PROCESIONES CRISTIANAS


No resulta difícil imaginar al mismo Jesús de Nazaret participar en las fiestas de su pueblo: la Pascua, la fiesta de los tabernáculos o las festividades personales y sociales de su entorno. Él mismo fue el causante del cortejo triunfal en Jerusalén que provocó su mesiánica entrada en la ciudad santa.
En cualquier caso, lo que sí sabemos es que Jesús siempre invitó a profundizar en el significado de los ritos, en contra de una religiosidad superficial y meramente externa.
La Iglesia, heredera de una tradición bíblica, reconoce hoy como propias de su identidad y de su liturgia:
*La procesión de los ramos en el domingo que abre la Semana Santa.
*La procesión del Lucernario de la Vigilia Pascual, en torno al cirio encendido.
*La procesión del Corpus Christi en el día de su fiesta.
*La prescrita, de modo no obligatorio, para el día de la Candelaría, o sea la presentación de Cristo en el templo.
Las demás procesiones cristianas, aunque propiamente hablando no son "litúrgicas", tienen un gran valor por cuanto manifiestan un honda significación en la vida de los creyente. De alguna manera, simbolizan y expresan la propia vida: salen del santuario para volver al santuario recorriendo un camino común.


Texto del libro para la formación cofrade "Paso a Paso"