10/8/09

Parábola de la oveja perdida


PARÁBOLA DE LA OVEJA PERDIDA

Se le acercaban todos los publicanos y pecadores para oírle. Pero los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: Este recibe a los pecadores y come con ellos. Entonces les propuso esta parábola: ¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se perdió hasta encontrarla? Y, cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso, y, al llegar a casa, convoca a los amigos y vecinos y les dice: Alegraos conmigo, porque he encontrado la oveja que se me perdió. Os digo que, del mismo modo, habrá en el Cielo mayor alegría por un pecador que hace penitencia que por noventa y nueve justos que no la necesitan. La alegría que le producen los noventa y nueve justos "la mayoría" no parece suficiente al buen pastor, que piensa en el que está perdido, y –después de dejar seguros a los fieles busca al extraviado. Nadie es indiferente al Señor; cada uno vale mucho a sus ojos; le duele la situación del perdido; sufre y quiere salvarle y se alegra con todos cuando lo ha recuperado. El perdón tiene el rostro de la alegría por los que vuelven al redil seguro y reconfortante.