10/11/09

Luz en el camino



Había una vez, hace cientos de años, en una ciudad de Oriente, un hombre que una noche caminaba por las

oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida.

La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella.

En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce.

Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo. Entonces, le dice:

- ¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano? Si tú no ves...

Entonces, el ciego le responde:

- Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz

para que otros encuentren su camino cuando me vean a mi...

- No solo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan también

servirse de ella.

Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por otros, aunque uno

aparentemente no lo necesite.

Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil...Muchas veces en vez de alumbrar oscurecemos mucho

más el camino de los demás...¿Cómo? A través del desaliento, la crítica, el egoísmo, el desamor, el odio, el

resentimiento...

¡Qué hermoso sería sí todos ilumináramos los caminos de los demás!


INICIATIVA MUNDIAL


Os informo de una iniciativa mundial:
Se convoca a todos a rezar una oración todos los días a las 8 de la tarde por la humanidad. Todas las
energías unidas para que nuestro mundo mejore. Os invito a esa oración, que sin duda alguna será
tremendamente positiva.